LA CIUDAD SOÑADA
Para expresarse minuciosa y correctamente acerca de la ciudad, y de esta como orientadora en la construcción de sentido, primero debemos reconocerla como un objeto turbulento y confuso el cual se puede intervenir de distintas maneras, pero sólo desde lo estético, crítico y sensorial será posible revelar aquellos elementos ocultos de este.
Depende entonces de cada ciudadano la forma en la que aborde su ciudad, esta servirá como objeto de reflexión para los ciudadanos pero cada quien decide lo que será de él en ella y de ella en él. Para esto será importante posesionarse e idear un método de análisis que permita clarificar los misterios de la ciudad, tal y como lo hacen Gustavo Zalamea, Ronny Vayda, Hugo Zapata y Roland Barthes quienes tomaron rutas alternativas, desde distintas áreas del conocimiento, para hallar la realidad.
Así, quien construye o no la ciudad, será el encargado de darle un carácter de real o de ideal, Si la construye la hará real para vivirla, intervenirla y cambiarla. Si la imagina, la hará ideal para quedarse a observarla. Por ende, para que exista ciudad debe haber ciudadano. para que exista ciudadano debe haber ciudad independientemente de si este sabe como intervenir en su ciudad real para transformarla, cambiarla, ordenarla, poseerla, ó se estanca pensando en su ideal, dejando a un lado la posibilidad de generar un puente de relaciones entre sí mismo y los demás elementos de la ciudad.
Quien crea la ciudad lo hará para cargarla consigo porque necesita de esta, no sólo para apoderarse de ella, sino para transformarla y dejar marca en ella con cada acción. Sin embargo ese cambio y esa historia que planeamos dejar entrañada en lo más profundo de la ciudad solo es posible si cambiamos nosotros mismos porque, como edificadores, una variación en sí mismos supondría un cambio en lo que construimos.
La ciudad real es tangible y la conocemos porque la hemos construido, pero esta a pesar de que parece opuesta tiene una intima conexión con la ciudad ideal, aquella que no vemos, que no es tangible a nuestras manos, que no podemos cargar sin embargo esta también la podemos intervenir. No sabemos cómo adentrarnos en ella. Nuestros pensamientos y nuestra imaginación son infinitos por eso esta ciudad es utópica e imposible de realizar no obstante depende de nosotros encontrar el método para conectar ambas ciudades y, de esta forma, lograr entender la combinación de aquello que vemos, conocemos y poseemos con aquello que idealizamos y desconocemos. Será entonces esa rara combinación la ciudad. No real, ideal o irreal, simplemente ciudad.
